viernes, 26 de marzo de 2010

IV

Nunca podré olvidar el momento cuando nos contaron parte de la verdad. Mamá hacía rato que daba vueltas como queriendo decir algo. Sin embargo, se detenía una y otra vez, hasta que una noche, nos convocó a la mesa y comenzó a revelar el secreto reservadamente guardado durante diez años.
Con dolor sus palabras zumban en mis oídos:
- Chicos necesito hablar con Uds. porque esta situación no se sostiene más. Durante muchos años quise mantener esta familia unida y ansié que estuviéramos unidos. Pero me doy cuenta que estoy sosteniendo una ilusión. Además, creo que ya tienen la edad suficiente para hacerse cargo de la realidad que les toca.
La verdad es que nos vinimos del pueblo a la ciudad porque papá tenía otra mujer.
Para resguardarlos tomé la decisión de trasladarnos. Sin embargo, su padre nunca asumió esa realidad y mantuvo su doble vida todo este tiempo. Niega todo y dice que nosotros somos su única familia. Yo me engañaba con esa fantasía y luchaba por nuestra unidad familiar.
Uds. pueden preguntarle a él aunque creo que va a negar todo. Incluso que tiene otra hija a la que le dio el apellido.

Dicen las malas lenguas que es parecida a mí. Y eso me revienta, me da bronca y hasta celos. No sé por qué los padres te la complican. Y encima pretenden que lo tomes con naturalidad, que no te angusties, que sigas bien en la escuela, que no te lleves materias, que tengas buena conducta, que seas el modelito que ellos no alcanzan a ser.
Nunca más se habló del tema. Pero empezó a crecer en mi, cierto resentimiento. Mi mente es un rompecabezas. Tampoco entiendo mucho a mi mamá. Tuve una época en que no me llevaba muy bien con nadie de la familia. Sólo con mis amigas y mi perro Tomi. ¿Lo conocieron?

miércoles, 24 de marzo de 2010

viernes, 19 de marzo de 2010

III

Yo creía que tenía una familia relativamente bien construida hasta los 14 años. Vivíamos en Córdoba y mi papá trabajaba en el pueblo. Supuestamente, ése era el motivo por el cual, nos visitaba una vez por mes, aproximadamente. A veces, se demoraba más en el tiempo pero siempre, la justificación era por razones laborales y mi madre acreditaba dicho discurso.
Tengo grabada la frase, cada vez que, con mi hermano reclamábamos su presencia: - para que Uds. puedan vivir bien, el papá tiene que trabajar…
Claro está que por años, nunca se clarificó por qué vivíamos a 300 Km. de distancia y nunca íbamos con mamá a visitarlo.
Yo intuía, por algunas conversaciones, cuál era la realidad de nuestras vidas. Mi hermano ni lo sospechaba.
Cuando llegaba a casa todo era una fiesta. La mesa familiar se abría a amigos, parientes; los asados a gran escala eran la comida cotidiana. Los regalos, las risas, la alegría, las salidas, los paseos cubrían nuestra casa una vez por mes. Nunca nos faltaba nada, al contrario, papá trabajaba tanto y tan bien que nos sobraban los bienes materiales.
Y lo más desconcertante era que compartía la cama de dos plazas con mamá. De mañana, corríamos a acurrucarnos entre los dos y todo olía a fantástico. Muchos años vivimos esa rutina.
Sin embargo, más de una vez escuchaba, haciéndome la tonta, que mi madre peleaba con él y le reclamaba la presencia de otra o algo parecido.
Siempre había un velo que empañaba tanta felicidad. Pero mamá es resistente y la pelea hasta el final. Ahora, que conozco un poco más la historia registro en ella un gran amor por mi padre y una búsqueda permanente por reconquistarlo.
No le fue muy bien en la patriada aunque, pensándolo a través del tiempo, creo que salió ganando. Ahora es mucho más feliz que antes aunque ya no sobren tantas cosas materiales y nos hayamos quedado entre la pampa y la vía.

viernes, 12 de marzo de 2010

II

Heredé el nombre de Antonina de mi bisabuela paterna, una inmigrante polaca. Es el femenino de Antón. Provengo de antepasados rusos e italianos. Soy un crisol de razas.
Algunos me dicen Anto y otros Nina. Si bien el primer seudónimo es más cheto, prefiero mi esencia pueblerina y elijo NINA. Me salió una rima. Según mi profe de Literatura es consonante porque riman vocales y consonantes a partir de la última sílaba acentuada. ¡Qué huevada! ¿Cuál será el valor significativo de dicho aprendizaje para la vida? En fin, debe ayudar a mantener la memoria activa.
Cuenta mi abuela que Antonina llegó a la Argentina con once años de edad y junto a una veintena de familias polacas pioneras.
Mil veces escuché los relatos familiares sobre la razón que llevó a emigrar a mis antepasados: iban casa por casa, puerta por puerta alertando sobre el peligro del próximo pogrom y la urgencia de partir hacia América en busca de libertad y de paz. Luego de una larga travesía en barco, en las peores condiciones, permanecieron algún tiempo en el legendario ‘Hotel de los Inmigrantes’; de ahí al puerto de Posadas, para marchar a pie durante varios días hasta la recién fundada Colonia de Apóstoles en Misiones, recorriendo 80 Km. y arrastrando los carros que transportaban sus pocas pertenencias. Fueron tiempos difíciles para hombres, mujeres y niños que no estaban acostumbrados al abrasador calor tropical y a los mosquitos que lastimaban su piel pero nunca tan difíciles como el exterminio. Debieron esperar dos años para poder comer pan, ya que las hormigas y los carpinchos aniquilaban los plantíos de maíz. Se alimentaban principalmente con mandioca, porotos, batata y aprovechaban la abundancia de animales silvestres que les proveían de carne. El paludismo, el cólera y las picaduras de serpientes truncaron las vidas de muchos hijos de los primeros colonos.
No sé bien por qué, ni tampoco tiene mucha importancia, pero la familia de mi abuela se trasladó al sur de la provincia de Córdoba y allí vive hasta la actualidad. Por eso, mi esencia pueblerina proviene de la primera infancia. Yo también tengo mi historia y estudié en Psicología que los primeros años de vida son decisivos para el desarrollo de la personalidad. Es la etapa donde se adquieren las capacidades de pensar, aprender y razonar y se forman los fundamentos de los valores y comportamientos sociales que te acompañarán siempre.
¿Qué hizo mi abuela con mi padre en esos primeros años es inentendible? Porque si lo hubiera querido hacer peor no le abría salido. Mi viejo es un desastre. Desde que tengo uso de razón todo lo hizo mal y lo destruyó. No es mal tipo pero no tiene cabeza. Es un inconsciente total y se jacta de ello. En estos últimos años me dedico a reconstruir la identidad de mi padre y aunque me resulta muy doloroso voy descubriendo un ser insólito. Soy más madura que él a los 50. Ahora presentó nueva novia y es como un adolescente que se jacta de haber obtenido el trofeo de la mujer amada. ¡Bah! Es una metáfora porque no sé si conoce el verdadero amor. A mi me duele porque es mi viejo.

lunes, 1 de marzo de 2010

SIMPLEMENTE NINA

Me llamo María Antonina y tengo 16 años. Mi familia está compuesta por un hermano de 11, una mamá con un novio y un papá con otra hija; por lo que, aunque no me guste, suman dos mis hermanos o tres, no estoy muy segura.
Vivo en Córdoba desde el 2000. Voy a quinto año de la escuela secundaria, tengo muchos amigos y me gusta la ropa. En casa dicen que soy una compradora compulsiva porque cuando consigo unos pesos, lo primero que hago es estrenar los fines de semana.
Mi vida no es fácil y aunque me vean una adolescente feliz he acumulado, desde niña, mucha angustia. A mí me gustaba vivir en mi pueblo y por estas cosas de los padres, uno termina instalada donde ellos quieren.
Cuando salió huyendo del pueblo, mi mamá, eligió Córdoba pensando en nuestro futuro. Ella dice que acá tenemos la universidad y un porvenir. Espero que se le cumplan los sueños porque mi hermano es un vago de aquellos, circula con la patineta o la bici todo el día. Ahora está más aproximado al ciclismo de montaña – el down hill- un verdadero deporte de aventura propio para aquellos que quieren vivir la adrenalina pura que produce el descenso. Si fuera mi hijo, yo no lo dejaría.
Si bien gasto mucho, él es un manguera abierta a chorros pidiendo esos equipos carísimos y la protección que necesita para no matarse en el intento.
De todos modos, en tanto típicos hijos de padres separados, aprovechamos la oportunidad. Si no se apiadan los padres, los abuelos siempre están abiertos a estos desvalidos nietos. Uno se vuelve un poco manipulador dada la circunstancia, aunque me doy cuenta que no está bien.
He decidido escribir este diario porque me permite decir lo que tengo aprisionado acá dentro. Es fantástico poder sacar lo bueno y lo malo sin tener que moderar los instintos. El inconsciente diría mi psicóloga. Ahora la he abandonado. Me fue muy útil en otro momento cuando estaba muy movilizada con esta historia de la separación de mis padres.
Esta semana empecé la escuela. ¡Qué bajón! Curso la modalidad Economía y Gestión de las Organizaciones. En realidad, no me gusta pero me anoté para estar con mis amigos. Mi curso es mixto y somos 39. ¡Lo más!!! Estamos todos conectados por facebook.